"Uno de los principales objetivos de la educación debe ser ampliar las ventanas por las cuales vemos el mundo."
Arnold H. Glasow

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Los entremeses de Miguel de Cervantes

En este vídeo podemos ver algunos minutos de la representación de tres de los entremeses de Miguel de Cervantes (1547-1616): "El juez de los divorcios", "La cueva de Salamanca" y "El viejo celoso".
Recuerda que los entremeses son piezas teatrales breves -de un solo acto- que solían representarse entre una y otra jornada de la comedia.

Aquí tienes la transcripción del fragmento del primer entremés llamado "El juez de los divorcios", para que lo entiendas mejor. Leelo y contesta a las preguntas.
(Entra un SOLDADO bien aderezado y su mujer, DOÑA GUIOMAR.)
DOÑA [GUIOMAR].- ¡Bendito sea Dios!, que se me ha cumplido el deseo que tenía de verme ante la presencia de vuesa merced, a quien suplico, cuan encarecidamente puedo, sea servido de descasarme déste.

JUEZ.- ¿Qué cosa es déste? ¿No tiene otro nombre? Bien fuera que dijérades siquiera: «deste hombre».

DOÑA [GUIOMAR].- Si él fuera hombre, no procurara yo descasarme.

JUEZ.- Pues ¿qué es?

DOÑA [GUIOMAR].- Un leño.

SOLDADO.- [Aparte.] Por Dios, que he de ser leño en callar y en sufrir. Quizá con no defenderme ni contradecir a esta mujer el juez se inclinará a condenarme; y, pensando que me castiga, me sacará de cautiverio, como si por milagro se librase un cautivo de las mazmorras de Tetuán.

PROCURADOR.- Hablad más comedido, señora, y relatad vuestro negocio, sin improperios de vuestro marido; que el señor juez de los divorcios, que está delante, mirará rectamente por vuestra justicia.

DOÑA [GUIOMAR].- Pues, ¿no quieren vuesas mercedes que llame leño a una estatua, que no tiene más acciones que un madero?

MARIANA.- Ésta y yo nos quejamos, sin duda, de un mismo agravio.

DOÑA [GUIOMAR].- Digo, en fin, señor mío, que a mí me casaron con este hombre, ya que quiere vuesa merced que así lo llame; pero no es este hombre con quien yo me casé.

JUEZ.- ¿Cómo es eso?, que no os entiendo.

DOÑA [GUIOMAR].- Quiero decir que pensé que me casaba con un hombre moliente y corriente, y a pocos días hallé que me había casado con un leño, como tengo dicho; porque él no sabe cuál es su mano derecha, ni busca medios ni trazas para granjear un real con que ayude a sustentar su casa y familia. Las mañanas se le pasan en oír misa y en estarse en la puerta de Guadalajara murmurando, sabiendo nuevas, diciendo y escuchando mentiras; y las tardes, y aun las mañanas también, se va de en casa en casa de juego, y allí sirve de número a los mirones, que, según he oído decir, es un género de gente a quien aborrecen en todo extremo los gariteros. A las dos de la tarde viene a comer, sin que le hayan dado un real de barato, porque ya no se usa el darlo. Vuélvese a ir, vuelve a media noche, cena si lo halla, y si no, santíguase, bosteza y acuéstase; y en toda la noche no sosiega, dando vueltas. Pregúntole qué tiene. Respóndeme que está haciendo un soneto en la memoria para un amigo que se le ha pedido; y da en ser poeta, como si fuese oficio con quien no estuviese vinculada la necesidad del mundo.

Contesta a las preguntas:
- ¿Qué es lo que alega la mujer del primer entremés como razones para divorciarse de su marido?
- ¿Qué términos utiliza para insultarle?
- ¿Qué opinión tiene de los poetas?